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Alumna: Lucila Romeo

Planificando con el Cerebro en Mente

Monografía final- Neurosicoeducación

Julio de 2011

Lucila Romeo


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Planificando con el cerebro en mente

Mucho escuchamos sobre el derecho a la salud del que deberíamos gozar todos.

Poco escuchamos, y poco se sabe, del derecho que tenemos a tener un cerebro sano.

Ese derecho comienza con nuestra propia existencia y debido a que pasamos gran parte

de nuestro tiempo durante la infancia y adolescencia en la escuela, se topa con otro

derecho que tenemos: el derecho a la educación. No son antagónicos sino que van de la

mano. Entonces, ¿cómo hacer para que la escuela respete y haga valer ese derecho?

Podríamos extendernos durante páginas con las mil y una formas en que el sistema escolar

puede promover y asegurar la salud cerebral de los educandos. Yo me dedicaré a una

parte que considero fundamental: la planificación de la enseñanza.

¿Por dónde comenzar?

Como la lógica lo indica, se debe empezar por el

principio. En este caso por la elección de un tema. Esto

debe ser así porque el tema es el que le dará coherencia y

unidad al aprendizaje. La encargada de ello será el área Ventro-Medial. Así le será más

sencillo al intérprete encontrar una explicación a lo que el alumno está aprendiendo.

El tema debe tener, en la medida de lo posible alguna conexión emocional con los

alumnos. Pero al menos debe ser de su interés (tener en

cuenta edad, sexo, emplazamiento cultural, etc.). Esto es por

varios motivos. El primero, porque aprendemos más

rápidamente aquello que nos resulta significativo

(especialmente si es emocionalmente significativo). El

segundo, porque tomar un tema que sea de interés o

conocido para nuestros alumnos hará que la amígdala cerebral no reaccione frente a lo

desconocido tratándolo como peligroso y bloqueando toda o gran parte de la posibilidad de

que haga su entrada el neocortex. Más precisamente los lóbulos prefrontales. Tengamos

en cuenta también que, como estos lóbulos no terminan de desarrollarse hasta entrados los

20años, los niños en edad escolar reaccionarán mayormente con sus amígdalas.


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No debemos olvidar tampoco que las amígdalas también están conectadas con el

hipocampo que ejerce influencia sobre la adquisición, impronta y recuperación de

nuestras memorias. Como veremos más adelante, la memoria es de vital importancia para

el aprendizaje.

Otra ventaja es que el tema permite una base para el crecimiento de las redes

hebbianas. Estas son entrelazamientos de neuronas que hacen sinapsis (se comunican)

cuando aprendemos y practicamos algo. Cuanto más practicamos o repasamos algo, más

fuertes y duraderas se hacen esas redes.

Una vez elegido el tema debemos pensar en las actividades. Estas deben ser variadas

en tipo de estímulo a utilizar porque incorporamos información de nuestro medio ambiente con

todos nuestros sentidos. Cuanto más rico el ambiente, mayores

posibilidades de aprender tendremos.

Debido a que los humanos somos criaturas mayormente

visuales, todo lo que pueda servir de apoyo a este sentido es muy

importante. El cerebro es especialmente sensible a las diferencias

por ejemplo. En el aula, encontrar el elemento que no pertenece a

un grupo es un buen ejercicio para esta característica. Es

asimismo una actividad automática, no precisa de nuestra atención. Además, como los niños

pequeños no saben leer, los libros con ilustraciones son estimulantes y los ayuda a incorporar

y seguir una historia.

Debemos agregar también que, debido a que el mundo avanza hacia la globalización y

la comunicación se hace cada vez más visual (pensemos en las computadoras, las redes

sociales, juegos de video, etc.), será vital para nuestros alumnos aprender a interpretar lo que

los rodea, a decodificar el mundo visual en el que viven. Tendrán que ser visualmente

alfabetizados.

Los niños pequeños también se apoyan mucho en su audición. Les encantan las rimas

y la música. Esto no debería sorprendernos ya que, después de todo están aprendiendo a

hablar.


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Los sabores y los olores también son importantes en la formación y recuperación de

nuestros recuerdos. Pueden transportarnos a otros tiempos y lugares vívidamente.

Finalmente el tacto brinda un apoyo al aprendizaje. No es lo mismo que nos digan que

un cubo tiene seis caras que sostener uno en nuestras manos.

Además de los cinco sentidos, sea que coincidamos con H. Gardner en la existencia de

inteligencias múltiples o que creamos que lo que él llama inteligencias son en realidad

habilidades que componen una única inteligencia, debemos tener en cuenta que entre

nuestros alumnos habrá quienes le encuentren

sentido al mundo desde una perspectiva y otros

desde otra. Lo importante es que diversas

habilidades deben estar presentes en clase. No

son solamente las habilidades lógico matemáticas

o las del lenguaje las que nos hacen inteligentes.

Si logramos incorporar la música, el cuerpo, el

manejo del espacio, a los otros y a uno mismo en

la ecuación de aprendizaje, seguramente seremos más exitosos al aplicar lo que hemos

aprendido para solucionar problemas. Además, ayuda a los estudiantes a tener una

perspectiva más amplia y completa del mundo en el que viven.

La utilización de las inteligencias múltiples y de todos los canales de entrada de los

estímulos también nos dará la posibilidad de ver y rever el mismo tema desde perspectivas

diferentes, en forma distinta y variada. Esto es particularmente importante porque no hay

aprendizaje sin memoria y las memorias llevan cierto tiempo para formarse. Como dijimos

antes, cuánto más significativo el aprendizaje, más rápido se llevará a cabo. Pero

siempre es necesario volver sobre un tema para comprenderlo profundamente. Si lo hacemos

en formas diversas, evitaremos el aburrimiento y tendremos certeza de que todos tuvieron una

oportunidad de hacerse del mundo, de aquello que les queremos

enseñar, desde un lugar que les resulta más fácil.


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¿Cuál es el papel de la revisión y su relación con la memoria y el aprendizaje? Bien,

cuando ponemos en práctica algo que hemos aprendido, uno de los procesos que ponemos

en marcha es la recuperación de información valiosa de nuestra memoria.

Una de las formas de clasificar la memoria es en memoria de corto plazo y memoria

de largo plazo. Son dos partes de un proceso gradual, pero entre ellas suceden algunos

eventos.

Cuando adquirimos un recuerdo nuevo, no nos va a ser posible recuperarlo transcurrido

un rato a no ser que podamos transformarlo en un recuerdo a largo plazo. Biológicamente

hablando, sabemos que en el proceso de memoria a corto plazo no se produce síntesis de

proteínas ni transcripción de genes (que sí sucede con la memoria a largo plazo). Estos

nuevos recuerdos deben pasar por un período de consolidación durante el cual son

susceptibles a cambios. Es por este motivo que es muy importante que mientras estamos

aprendiendo algo la información a nuestro alcance sea clara y exacta, es decir, de buena

calidad. No es sino hasta haber pasado por varias “sesiones de entrenamiento”(o de

repetición de la información) que se ponen en marcha la transcripción de genes y la síntesis

de proteínas y los recuerdos se establecen en la memoria a largo plazo. Este proceso de

consolidación lleva tiempo.

Además recordamos mejor lo que aprendimos al principio y al final de una clase

(llamado efecto primacía y efecto recencia). Estos efectos desaparecen cuando la

información pasa a la memoria a largo plazo. Por este motivo es mejor enseñar cosas nuevas

al principio de una lección y revisarlas al final y utilizar el medio para hacer conexiones con

elementos que ya han sido incorporados y pasados a la memoria a largo plazo.

La ansiedad puede afectar la memoria episódica. Es por esto que el aprendizaje

debe ser libre de estrés, pero no libre de retos.

La memoria episódica es un proceso creativo e implica el uso de estrategias

cognitivas para componer un episodio coherente. El uso de esas estrategias cognitivas es


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una razón en sí misma para promover el uso de este tipo de memoria en clase. Esas

estrategias son pro ejemplo, síntesis, inferencia, suposición y comparación.

Todos los sistemas de memoria (episódica, de proceso, de trabajo, semántica y el

sistema de representación perceptual) deben ser trabajadas en el aula. Ya discutimos la

memoria episódica. La semántica nos ayuda a incorporar el mundo de la manera en que lo

conocemos. Es la que nos da el conocimiento general de cómo es el mundo. Hechos,

conceptos y vocabulario son manejados por este sistema.

La memoria de trabajo incluye la atención y los procesos ejecutivos. Es la que nos

permite tener a mano la información que necesitamos para completar una tarea compleja.

La memoria de proceso nos permite llevar a cabo ciertas actividades en forma

automática. Un ejemplo de ella es andar en bicicleta. Se trata de saber cómo, no de saber

qué. No tiene un output cognitivo y es inmune a la amnesia.

El sistema de representación perceptual es la que nos refiere la información relativa

a la forma y estructura de palabras y objetos.

Necesitamos de todos los sistemas de memoria para tener éxito en el mundo real. Por

ello deberíamos aprender a ejercitarlos todos.

Pero antes de poder incorporar algo a la memoria, debemos poder prestar

atención a ello.

La atención es importante no solamente para que sintamos que

nuestros alumnos nos están escuchando o para que puedan sentarse

quietos y en silencio. Es un punto vital en el proceso de enseñanza-

aprendizaje. Solo podemos hacer conscientes aquellos aspectos de la

realidad a los que les prestamos atención. Es un proceso consciente que involucra enfocar,

concentración y elección (o selectividad). No podemos prestar atención a todo aquello que

sucede a nuestro alrededor. Procesamos una ínfima parte de los estímulos que nos llegan.

Por lo tanto elegimos a qué le prestamos atención. Es un mecanismo voluntario (aunque en


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ocasiones puede ser reflejo), pero limitado en su capacidad. Nuevamente, si uno de los

estímulos presentes es más importante afectivamente para nosotros, ese será el estímulo al

que atenderemos.

Debemos tener especial cuidado de que los alumnos estén atendiendo a aquello que

nosotros queremos que atiendan porque fuera del foco de atención se pueden producir

errores de integración, es decir la información puede procesarse erróneamente.

La atención voluntaria también es importante porque está anatómica y funcionalmente

relacionada con la posibilidad de retener información en nuestra memoria. Sin atención no

hay memoria. Sin memoria no hay aprendizaje.

En cuanto a las actividades en clase, es importante tener en cuenta que es más fácil

prestar atención a dos estímulos presentados en modalidades diferentes. Y es más fácil

prestar atención a diferentes aspectos de un objeto que a un aspecto en varios objetos.

¿Qué es lo que debemos enseñar?

Este es un tema importante, pero polémico. Desde mi punto de vista, creo que lo que

debemos enseñar a los alumnos es a aprender a aprender. A ser aprendices de por vida.

Porque al ritmo que van los progresos en las distintas áreas, lo que les enseñamos hoy,

puede ser obsoleto mañana. Pero la capacidad de adaptación a los cambios, la capacidad

de aprender son habilidades que les serán necesarias siempre.

¿Cómo lo hacemos? Pues planificando con el cerebro en mente. Sabemos que para

poder aprender a aprender necesitaremos de las capacidades cognitivas. Entonces, cuando

planifiquemos, pensemos las actividades de tal manera que demanden de nuestros alumnos

el uso de esas capacidades. En los ámbitos empresarios se utiliza algo denominado

“Cognitive Task Analysis”. Se analiza de antemano cuáles son los aspectos cognitivos

necesarios para llevar adelante una tarea. Propongo que como docentes hagamos lo mismo.

¿Qué espero que hagan mis alumnos? ¿Hay espacio para que supongan, relacionen, infieran,

deduzcan, comparen, contrasten, formulen hipótesis, utilicen el pensamiento lógico y crítico,


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etc.? ¿Tienen las herramientas necesarias para llevar adelante la tarea que les propongo?¿A

qué nivel de estrés los estoy sometiendo?

El estrés es un aspecto importante porque lo hay de dos tipos. Uno es constructivo.

Le da a la persona el empuje necesario para afrontar retos y tener éxito. Afecta nuestra

memoria acrecentando la potenciación a largo plazo. Pero también existe el estrés

destructivo que coloca a la persona un estado de alerta constante y finalmente hace

imposible el éxito debido al cansancio, ansiedad e

incluso la depresión. Afecta la memoria y por ende al

aprendizaje.

Es imposible (y no muy útil) proteger a nuestros

alumnos de todo tipo de estrés. Sin embargo sí es

importante enseñarles a lidiar con él. Gran parte de sus

posibilidades de éxito dependerán de sus habilidades para manejar el estrés.

El estrés constructivo mejora la memoria y hace que lo que llevamos a cabo sea

interesante. Debería ser parte del ambiente del aula. Los niños deben enfrentar retos. Pero

estos deben estar cuidadosamente sopesados para que sean lo suficientemente difíciles

como para que representen una dificultad, pero que estemos seguros que nuestros alumnos

podrán realizarlos y no se sentirán abatidos o derrotados.

Debido a que aprender a decir que no y buscar ayuda cuando la necesitamos son dos

de las estrategias para manejar el estrés, los niños debieran tener la posibilidad de pedir

ayuda y negociar una tarea que sientan que no está dentro de sus posibilidades. Una forma

podría ser partir un reto grande en partes más pequeñas (ir por pasos) o poder trabajar con

alguien a quien le resulte más fácil (aprendizaje colaborativo).

Esto trae aparejada una dificultad extra para el/la docente ya que deberá encontrar la

forma de hacer que la tarea sea accesible para todos los alumnos y establecer la forma de

que todos trabajen y aprendan, especialmente durante los trabajos grupales.


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Un elemento reductor del estrés es la música. La música barroca o cualquier otra que

se encuentre dentro de los 60 pulsos por minuto mantiene el corazón en un ritmo calmo. En

otros momentos será necesaria música que incentive a los alumnos a moverse. La música

clásica está asociada por algunos autores con mejores rendimientos en tareas que involucran

el pensamiento lógico, especialmente la matemática. Si bien la evidencia en que se sustenta

el famoso “efecto Mozart” es cuestionada por algunos

autores, no se pierde nada con utilizarla.

Así como debemos tener en cuenta el estrés en

clase, debemos también generar emociones positivas. Si

los alumnos se sienten amenazados, frustrados, enojados o tienen cualquier otra emoción

negativa, no podrán aprender. Sus amígdalas estarán demasiado ocupadas mandando

señales para generar hormonas del estrés como para poder dar un paso al costado y

permitirle actuar a la corteza cerebral. Lo nuevo debe ser presentado como un reto

emocionante, que al final del camino los llenará de emociones positivas y no como una

amenaza a su supervivencia (como sentir que fallarán, que no podrán con esto nuevo porque

es demasiado difícil, que repetirán de grado, etc.). Es importante “entrenar” al cerebro para

hacer frente a lo nuevo desde una perspectiva positiva para que aprendan a salir de su

zona de confort, del lugar en que están cómodos con lo que saben, para que aprendan a

estar ávidos por lo que no saben. Darle a la enseñanza un espíritu de aventura del

descubrimiento donde todos, como comunidad del aula, estamos para ayudar a todos a lograr

ese viaje que emprendimos juntos al comenzar el año.


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Vayamos repasando:

Otro aspecto a tener en cuenta es el rol que tendremos los docentes en varios

aspectos. Uno es en relación con el conocimiento. ¿Seremos dadores de conocimiento o

facilitadores del propio aprendizaje de los alumnos? Es mejor la segunda opción. Es la

forma de lograr varias cosas que mencionamos con anterioridad. Por un lado, si los

alumnos están involucrados en su propio aprendizaje, si son parte activa del proceso

podremos hacer que las tareas sean significativas y que aprendan a aprender. Es difícil

dejar el lugar de control, delegar en los propios alumnos parte de su educación. Pero es

necesario para formar adultos responsables que sepan buscar soluciones para los

problemas que puedan enfrentar a futuro sin ser carcomidos por el estrés y el miedo a

fallar. Si están acostumbrados a buscar soluciones ante cosas nuevas de forma que sea un

Tema Tareas

Inteligencias Múltiples

Canales sensoriales

Análisis cognitivo

Memoria

Atención

Estrés

Ambiente enriquecido

Emociones

Modelos


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reto a su inteligencia (o inteligencias) y no un peligro para su supervivencia, tendrán más

éxito.

Por otro lado está el rol del docente como modelo de adulto. Y este rol es muy

importante porque en nuestros cerebros tenemos un

tipo de neuronas especiales llamadas neuronas

espejo. Estas se activan cuando vemos a alguien

hacer algo de la misma manera que lo harían si

efectivamente lo estuviéramos haciendo nosotros

mismos. Se cree que esas neuronas son la base

biológica de la empatía. Miren un grupo de niños escuchando un cuento. Verán cómo sus

caras se transforman junto con la de la persona que lo cuenta y la manera en que sus

emociones se notan en sus caras a medida que el cuento avanza.

Necesitamos adultos empáticos por lo cual la empatía debería comenzar a educarse en

el nivel inicial. Los niños necesitan comunicación cara a cara para aprender a decodificar los

sentimientos de los demás mirando sus caras y expresiones y también escuchando los tonos

de voz. En un mundo en el cual las relaciones están cada vez más mediatizadas por

elementos como el chat, el e-mail, facebook, etc. a los que les falta esa comunicación cara a

cara, es importante trabajar la empatía en clase. Estudios están mostrando que adolescentes

cuyas relaciones han estado muy mediatizadas están teniendo dificultad en decodificar

actitudes ajenas porque les falta esa práctica.

Lo que los pequeños ven, copian. Si tienen como modelos adultos comprensivos,

aprenderán a ser comprensivos. Si están constantemente expuestos a la violencia, serán

violentos. Los docentes siempre han sido importantes modelos para sus alumnos. Ahora

sabemos científicamente porqué.

Finalmente, si dijimos que todos

tenemos derecho a un cerebro sano, debemos

saber sobre él. Todos los años de la

educación obligatoria tienen, en algún


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momento del año una unidad sobre el cuerpo humano y su cuidado. Pero pareciera que el

cuerpo termina en el cuello. A lo sumo se incluye algo sobre la visión y el cuidado de los

dientes. Del cerebro no se dice nada. Y sin embargo es uno de los órganos más importantes

que tenemos y que está en directa relación con la forma en que percibimos el mundo y

vivimos nuestras vidas. Es de vital importancia que empecemos a enseñar a los niños desde

temprana edad que cuidar sus cerebros es tan importante como cuidar sus dientes, sus ojos

o cualquier otra parte de su cuerpo y cómo hacerlo. Es posible hacer las neurociencias

comprensibles para niños de todas las edades. Solo hay que adecuar la información y el

vocabulario. Es decir llevar el conocimiento a su nivel de comprensión (que los adultos

solemos subestimar). Debe ser concreto, con ejemplos, modelos, etc.

Por todo lo antedicho, en la unidad sobre el cuerpo humano se debería enseñar a los

niños la importancia de una dieta saludable, del sueño, y del ejercicio con respecto al cerebro

como también técnicas de manejo de estrés para que puedan mantener un cerebro saludable

y llevar vidas más exitosas. La Society for Neuroscience (www.wnf.org) organiza todos los

años el Brain Awareness Week (la semana de concientización sobre el cerebro) con muchas

propuestas interesantes para trabajar con niños de todas las edades. Vale la pena “entrar y

ver “.

Si comprendemos que nuestros alumnos entran al aula con sus cerebros y con ellos

trabajarán durante horas y planificamos teniendo en cuenta cómo funcionan, ayudaremos a

los niños y adolescentes a utilizar sus potencialidades al máximo y a potenciar sus logros.

http://www.wnf.org/


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Conclusiones:

Después de los últimos dos años, confirmo la intuición que me llevó a emprender este

camino. Las carreras docentes adolecen de conocimientos sobre la materia prima con la que

trabajan: el cerebro. Dentro de todos los temas que vimos, los de la memoria, la atención, los

aspectos cognitivos, la conformación de redes hebbianas, el derecho a un cerebro sano y la

función (o disfunción) del estrés y las emociones en el aula me parecieron de los más

sobresalientes para mis prácticas. Como docente de lengua extranjera, el lenguaje también

me parecía importante, pero me hubiera extendido mucho. Creo que conocer sobre estos

aspectos me ayuda a planificar con más conciencia de lo que realmente pasa en clase. No

puedo de todas maneras tener en cuenta todo. Siempre algo se me escapa. Pero puedo mirar

y saber qué cambiar para la siguiente vez. Puedo ir ajustando las actividades para que el

tiempo que pasan conmigo, les sea provechoso no por azar sino por estar planificado así.


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Bibliografía:

“Currso de Neurocienciass Cognitivas, Neuropsicología y Neuropsiquiatría”. Universidad

Favaloro. BsAs. 2010

Garnett, S. “Using Brainpower in the Classroom”. Routledge. 2005.

Johnson. M. and M. de Haan. “Developmental Cognitive Neurosceince. An Introduction”.

Wiley-Blackwell. 2011

Laster, M.T. “Teach the Way the Brain Learns”. Rowman and Littlefield Publishers. UK. 2009

Logatt Grabner, C. y otros. “Formación en Neurosicoeducación”. BsAs. 2010-2011

Nunan, D. “Task-based Language Teaching”. CUP. New York. 2004

Riddle, J. “Engaging the Eye Generation”. Stenhouse Publishers. 2009

Sprenger, M. “Braibn-based Teaching in the Digital Age”. ASCD. USA. 2010.

Otras Fuentes:

Pratt Gay, L. “Despertando al Gigante Dormido”. Conferencia. Primer Congreso de

Neurosicoeducación. BsAs. 2009.

Robinson, K. (Sir). “Do Schools Kill Creativity?”.

http://www.youtube.com/watch?v=iG9CE55wbtY

http://www.youtube.com/watch?v=iG9CE55wbtY

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