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    Universidad Autónoma de Querétaro

    Historia de Vida.

    Psicoanálisis y Sociología Clínica

    VINCENT DE GAULEJACSUSANA RODRÍGUEZ MÁRQUEZ

    www.facebook.com/psicologiaMG

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    ÍNDICE

    Presentación   7Prefacio   11

     Primera parte

    I. Historia de vida: Entre sociología clínica y psicoanálisisVincent de Gaulejac   19

    La aproximación biográfica en sociología 20Los relatos de vida: entre psicoanálisis y sociología 26Objetividad y subjetividad 27El estatus del relato 30

    La interpretación 32Convergencias y límites de la aproximación psicoanalítica 3 6La historia de claude 40

     Novela familiar y trayectoria social 44Bibliografía 47

    II. Opciones metodológicasVincent de Gaulejac   49

    Objetivos 49Animación 50Investigación / implicación 51La trampa de lo vivido sin concepto y del concepto sin vida 5 2Objetividad-subjetividad 53Expresion verbal y no verbal 53Pluridisciplinariedad y co-animación 55Determinismo y libertad 57

    Terapia – formación 59III. Historia e historicidadVincent de Gaulejac 61

    El ejemplo de Zahoua 63Un ejemplo de neurosis de clase 67El individuo producido por la historia 72De la historia a la historicidad 81La historicidad individual 82La historicidad colectiva 85

    IV. El proyecto parentalVincent de Gaulejac 91

    Génesis socio-psicológica del proyecto parental 92Contradicciones del proyecto parental 94Proyecto paternal-proyecto maternal 98

    V. El edipo como complejo socio-sexualVincent de Gaulejac   103

    El ejemplo de Colette Duval 108

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    El ejemplo de August Strindberg 123 Novela familiar y neurosis de clase 137

    VI. Envidia íntima, envidia social. La envidia un sentimiento socialVincent de Gaulejac   147

    El veneno de la envidia 148Envidia y celos 149«La venganza del orgullo herido» 151Una carencia del ser 151Una comparacion que lastima 153¿Una amenaza o un estimulante? 154La prohibición de provocar la envidia 155

     Neutralizar los perjuicios de la envidia 15 7La canalización de la envidia 161Bibliografía 164

    Segunda parte

    VII. Notas sobre la historia de la sociología clínica francesa avatares deuna relación: entre lo psíquico y lo socialSusana Rodríguez Márquez   167

    Ciencias humanas y contextos. Itinerario de las ideas y la sociología  clínica francesa 1930-1980 169Años de crisis, depresión y exterminio 1930-1940 170La gran transformación. Soledad y pesimismo 1940-1950 1 75La psicología en Francia 177Cultura de masas. Persuasión clandestina 1950-1960 178Protesta y represión social 1960-1970 182Movimientos contestatarios en la ciencia 1970-1980 187Privatización e individualismo 1980-1990 191Oposiciones frecuentes en el pensamiento social. La herencia  de la filosofía 193El sujeto y el objeto 196Lo colectivo y lo individual 197Las sociologías contemporáneas en Francia 1970-1990 199La sociología clínica francesa sobre los inicios de la sociología clínica 20 1Sobre las técnicas y métodos de intervención 205Método biográfico 207Insti tucionalización de la psicosociología y la sociología clínica 208Principales autores 211A manera de conclusión 215Bibliografía 217

    VIII. Impacto epistemológico y social de la sociología clinicaElvia Taracena Ruiz   221

    Algunos datos históricos de la sociología clínica 224El trabajo con minorías sociales 237Los jóvenes de la calle 238El análisis de las organizaciones 243Conclusiones 245

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    PRESENTACIÓN

    Hace tres años, después de haber terminado una parte de miformación académica en la Universidad de Paris VII y de em- prender la conclusión de mi estancia en la «Ville Lumière», con-versando con Vincent de Gaulejac y Elvia Taracena sobre laSociología Clínica, me pareció interesante poder recuperar una parte de las experiencias que durante esos años había venidoelaborando en el extranjero y específicamente en el Laboratoriode Cambio Social.

    En ese momento mi interés radicaba en hacer eco de las ideasque había escuchado de mis maestros cuando hablaban, conuna frescura y familiaridad de sus « compañeros de ruta », de personajes como Foucault, Lourau, Castoriadis, Lapassade,Lacan y que durante los seminarios que impartían, transitabanindistintamente entre la subjetividad, lo político y lo intersubjetivo;entre el Psicoanálisis, la Sociología, el Análisis Institucional, la

    Historia y la Psicología Social.Ahora comprendo, que tuve la posibilidad de conocer otrasformas de sociedades, de contrastar diferentes lógicas de rela-ción, de conocer lenguajes ajenos, de descubrir interpretacio-nes lejanas a nuestra significación de la realidad, de conocer otros discursos o de coincidir en algunas ideas, lo que me posi- bilitó enriquecer el ejercicio de la interpretación y redimensionar mi lugar como intelectual.

    M. Foucault (1975) mencionaba que hoy, lo que constituía alos intelectuales, era la inquietud por la actualidad, de tal formaque el intelectual era más un periodista que un profeta, pero un

     periodista de sí mismo. La vigencia de esas ideas, me conducena reflexionar sobre mi experiencia de formación en otro país. En

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    París, metrópoli contradictoria en donde lo antiguo se conserva bajo el contraste de la modernidad, me he permitido caer en elasombro ante la vívida e intensa presencia del saber «científi-co », esparcido mundanamente en las calles, en los medios ma-sivos, en los buzones de correo, en las escuelas. Pareciera queeste ejercicio de transmisión y aporte del conocimiento en lacultura está más diversificado y extendido que en nuestro país.Situación que lamento profundamente en nuestro caso, puesconsidero que este ejercicio de fomentar la información y el sa- ber en la reflexión, propicia la crítica de los acontecimientos, re-actualiza la memoria social y amplía, que no garantiza, las op-ciones para incidir en la realidad. El conocimiento debe hacersecada vez más colectivo y menos elitizado, la riqueza de las ideas propicia aumentar los referentes que el sujeto tendrá para diver-sificar su participación en los acontecimientos de la realidad quele rebasa, a su pesar, pero que puede transformar.

    Por ello, a través del aventurado proyecto de hacer un libro yde colectivizar las ideas, empezamos a construir en el pensa-miento lo que ahora el lector, tendrá en sus manos. Un texto quehabla de la Sociología Clínica. Disciplina que está en construc-

    ción y que no obstante su presencia en el campo intelectual fran-cés desde fines de los 70’s, no es muy conocida en nuestro país.Actualmente, la Sociología clínica es una propuesta que ha ga-nado un lugar interesante en varios países como Canadá, Esta-dos Unidos, Brasil, Bélgica, Uruguay, Grecia, Italia y Suiza. EnMéxico desde 1986 su difusión ha estado presente, a través dediversos eventos.

    Es por ello que este libro persigue un doble propósito: hacer, por primera vez en español, una presentación sistematizada dela Sociología Clínica, a través de la compilación de trabajos deVincent de Gaulejac, quien es uno de sus autores más represen-

    tativos y realizar un balance del impacto que esta disciplina hatenido en Francia y en nuestro país.

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    Esta labor significó la selección de los materiales que integra-rían el texto, actividad que Vincent de Gaulejac realizó con mi-nuciosidad eligiendo, entre sus numerosos trabajos en francés,aquellos que pudieran brindar un esbozo general de lo que es laSociología Clínica y al mismo tiempo, que resaltaran la particu-laridad y profundidad de las temáticas que estudia dicha disci- plina. Este autor ha creado nuevas nociones para la explicaciónde la génesis psíquica y de la génesis social de los conflictos. Elaporte que ha realizado al conjunto de lo « psicosocial » es im- portante debido a que insiste en una condición de integración delas ciencias humanas, a partir de aprehender los fenómenos so-ciales integrando las formas en que los individuos los viven y selos representan.

    La primera parte de este libro contiene seis capítulos dedica-dos a la obra de Vincent de Gaulejac: La historia de vida; entrePsicoanálisis y Sociologia; Historia e historicidad; El proyecto parental; El Edipo como complejo socio-sexual; Envidia intima – envidia social y Opciones metodológicas. Consideramos im- portante que la segunda parte integrara una contextualización dela Sociología Clínica en el conjunto de las ciencias sociales en

    Francia a través del apartado Notas sobre la Historia de la So-ciología Clínica Francesa, de mi autoría. Y finalizar con el textode Elvia Taracena sobre el Impacto epistemológico y social dela Sociología Clínica en México. Elvia es una especialista en lamateria, a partir de su compromiso y dedicación se han realiza-do distintos coloquios y seminarios en diferentes estados de nues-tro país.

    A través de las siguientes páginas pretendemos contribuir aldebate que se encuentra en el centro de las preocupaciones deeste enfoque, es decir, a la dialéctica entre la singularidad de laexperiencia vivida y la subjetividad del análisis histórico.

    La realización de este trabajo fue posible gracias alfinanciamiento de la Universidad Autónoma de Querétaro, de la

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    Universidad de Paris VII Denis Diderot y de la AsociaciónMetáfora A.C. Mi especial reconocimiento a la generosidad dela Mtra. Dolores Cabrera, Rectora de la UAQ, quien siempreconfió en la edición de este libro, así como a la Facultad dePsicología de la UAQ.

    Susana Rodríguez Marquez.Septiembre 2003.

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    PREFACIO

    La producción intelectual es frecuentemente el resultado de in-tercambios, de caminos cruzados y de encuentros que raramen-te son evocados al momento de la escritura. Como si el mundode las ideas estuviera desconectado de su infraestructura social.

    Ahora bien, la presente obra es la consecuencia de una dobleaventura, intelectual y humana, de la cual quisiera confiar a loslectores algunas etapas.

    Encontré a Elvia Taracena en París, hace unos diez años. Enesa época yo no conocía México. La gran mayoría de los fran-ceses tiene una imagen construida con base en una visión creada por el cine y producida por su poderoso vecino del Norte. Den-tro de nuestros cursos de Historia, en Francia, prácticamente nose hace mención de las civilizaciones Maya o Azteca. Se enseñaque México fue conquistado por un tal Cortés, sin imaginar queeste país tiene una historia tan prestigiada como la del AntiguoEgipto o bien, como la historia de la Grecia Clásica.

    También el encuentro con Elvia Taracena y con el ProyectoSubjetividad y Sociedad fué decisivo. Se estableció entre noso-tros una colaboración intensa que condujo a Elvia, a continuar su contacto con Francia, su descubrimiento de la Sociología Clí-nica e invitarme a México para contribuir a su difusión. A travésde los grupos de implicación y de investigación en torno a latemática novela familiar y trayectoria social que presentamosen esta obra, tuve la suerte de descubrir otra historia de Méxi-co. La historia de los hombres y mujeres que encarnan la sus-

    tancia misma. Los relatos de vida no expresan solamente histo-rias singulares. Ellos son igualmente historias de familia, historiasde clases sociales, historias de pueblos y de ciudades, historias

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    multiculturales, así como de miradas sobre la sociedad que con-ducen a la relación con el dinero, con el amor, con los ideales,con el trabajo, etc.

    Hemos coordinado sobre estos diferentes temas algunos se-minarios en México, reuniendo a unas cien personas. Y a travésde este medio, hemos podido probar la hipótesis central de nues-tra propuesta: el individuo es el producto de una historia en lacual busca devenir el sujeto. Al mismo tiempo, tuvimos la opor-tunidad de presentar las orientaciones de la Sociología Clínica yde discutir sus fundamentos en los diferentes coloquios y jorna-das de estudio organizados por una red de investigadores diná-micos y abiertos, convocados en torno al Proyecto de Subjeti-vidad y Sociedad.

    Esta historia no es en un solo sentido. Con Elvia, coordina-mos otros grupos de implicación e investigación en otras ciuda-des y en otros continentes (París, Génova, Atenas, Montreal...).Tuve la oportunidad de recibir en el Laboratorio de CambioSocial (LCS), a muchos investigadores mexicanos. Las relacio-nes con el LCS y el Instituto Internacional de Sociología Clínicafueron intensas. Diversas publicaciones lo testimonian en Fran-

    cia y en México. Es en este contexto que encontré a SusanaRodríguez, quien tuvo la idea de este libro. Cuando ella llegó aParis no conocía la Sociología Clínica. En algunos años pudoterminar su DEA en Sociología del Poder sobre La subjetividadde las Mujeres y una tesis sobre La historia del Psicoanálisis enMéxico, que está por concluir.

    Es un honor para mí, haber podido trabajar con dos investi-gadoras de calidad, capaces de tomar riesgos, de confrontarsecon otras culturas y otras disciplinas, estableciendo, además,relaciones de amistad. En el medio de la investigación esto no esmuy frecuente, por ello lo subrayo aquí sin complacencia algu-

    na. Lo anterior sólo cobra sentido cuando las relaciones desem- bocan en producciones científicas elaboradas en común.

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    Este libro tiene por objeto presentar en español algunas orien-taciones principales de la Sociología clínica. El término siguesiendo un enigma: ¡una sociedad, no se cura! ¿Por qué en estascondiciones reunir el término clínica de sociología?Etimológicamente, clínica viene de klinicos en griego, significa« cerca de la cama del enfermo » Se trataba de romper con unaconcepción organicista y funcionalista de la medicina que no seinteresaba más que en los órganos enfermos. Ir « cerca de lacama del enfermo », era aproximarse a la persona que sufre,escucharla, aprehenderla en su totalidad considerando su sufri-miento e interpretando su enfermedad como un síntoma. Sínto-ma de un conflicto, de un malestar, de un sufrimiento que implicael conjunto de la existencia de la persona. Síntoma cuyo sentidono podía estar más que co-producido con el paciente en rela-ción con lo vivido. En Sociología, el proceso es similar. Se tratade aproximarse a los actores, de tomar en cuenta lo que viven,de producir las significaciones sobre sus prácticas y sus repre-sentaciones sociales que hagan eco en su propia capacidad deinterpretar su conducta. En otros términos, la Sociología Clínicatiene por objeto la dimensión existencial de las relaciones socia-

    les. En particular, se interesa en las relaciones que existen entreel ser del hombre y el ser de la sociedad.Es por ello que las relaciones con el Psicoanálisis son estre-

    chas. No con un Psicoanálisis apuntalado en los dogmas teóri-cos de las querellas de capilla o encerrado en el sentimiento desustentar la verdad. Sino más bien, con un Psicoanálisis abiertoal diálogo con otras disciplinas, atentas al mundo, como lo eraFreud, capaz de cuestionarse, utilizando la clínica como un es- pacio de investigación y no como un lugar cerrado sobre sí mis-mo. No es posible comprender a profundidad la dimensiónexistencial de los comportamientos humanos, ni de los hechos

    sociales, sin integrar las dimensiones afectivas, sexuales, oníricas,fantasmáticas, pasionales, en tanto registros que fueron consi-

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    derados durante mucho tiempo, por los enfoques científicosobjetivistas, como irracionales y sin interés. Para un clínico, laobjetividad no consiste en neutralizar la subjetividad, tanto la delos actores sociales como la de los investigadores, sino en com- prender de qué manera éstas intervienen permanentemente den-tro de la vida social y en la producción de conocimiento.

    También la obra de Freud y la de sus sucesores permanececomo una referencia mayor, a nivel teórico y metodológico, paracomprender las razones oscuras de lo social, las fuentes de laviolencia y del poder, explicar la naturaleza profunda de las rela-ciones y las rupturas sociales, trabajar seriamente sobre los efec-tos de la transferencia y de la contratransferencia en la investiga-ción. De donde aparece igualmente la importancia de la aproxi-mación biográfica de los relatos de vida como método de inves-tigación que permite capturar la multidimensionalidad de lo vivi-do, su inscripción dentro de las determinaciones múltiples yasean, familiares, culturales, económicas o sociales.

    Las diferentes partes de esta obra ilustran algunos puntos ge-nerales de la propuesta clínica en sociología. En el planometodológico, una parte importante es ocupada por la aproxi-

    mación biográfica y los relatos de vida en sociología, mostrandolas complementariedades y las oposiciones con la aproximación psicoanalítica. También se expone un proceso de investigacióna través de la coordinación de grupos de implicación y de inves-tigación, centrados en la exploración basada en la historia fami-liar y social de los participantes. Se trata de comprender la diná-mica y las contradicciones de los destinos humanos a partir delecturas en el entrecruce del Psicoanálisis, la Sociología y laFenomenología. De donde surge una doble interrogación sobrela cuestión del sujeto frente a su deseo y frente a su historia y lacuestión de la historicidad. ¿En qué medida los individuos con-

    tribuyen a producir su historia? y ¿en qué medida contribuyen a producir la historia de las sociedades en las que se encuentran

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    inscritos? Esta problemática conduce al análisis de la génesissocial de los conflictos psíquicos y de los conflictos de identi-dad. La Neurosis de Clase designa los conflictos vividos por las personas que cambian de universos sociales y culturales; queviven al interior las contradicciones existentes entre estos uni-versos, en particular, cuando se expresan con relación a la do-minación, o a procesos de invalidación o de estigmatización.Las relaciones sociales no se resumen a relaciones de fuerzaentre las clases sociales, a las apuestas políticas, económicas osociales. Las contradicciones sociales producen sus efectos enel corazón mismo de la psique.

    A través de algunos ejemplos concretos, mostraremos cómolas personas que están en fuerte promoción social se encuentranhabitadas al interior, por conflictos de lealtad que no puedeninterpretarse exclusivamente como consecuencia de una culpa- bilidad intra-psíquica. Proponemos construir una teoría permi-tiendo los procesos sociales-psíquicos, es decir, las influenciasrecíprocas entre el mundo de los fenómenos sociales y el mundode los procesos psíquicos. Abordaremos también, el sentimien-to de envidia. Este sentimiento es profundamente psicosocial

     puesto que tiene sus raíces en las zonas más arcaicas del apara-to psíquico y es extraordinariamente activo en las lógicas de ladistinción que se encuentran en el corazón de las relaciones hu-manas.

    Esta propuesta genera muchos cuestionamientos teóricos ymetodológicos. Esperamos que con su aparición en México,suscite debates que permitan a los investigadores, en particular a quienes padecen dogmatismos disciplinarios, autorizarse a fran-quear las múltiples fronteras que perjudican la libre circulaciónde ideas.

    Vincent de Gaulejac.París, Junio del 2003

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     PRIMERA

     PARTE

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    CAPÍTULO I

    HISTORIA DE VIDA:

    ENTRE SOCIOLOGÍA CLÍNICA Y PSICOANÁLISISVincent de Gaulejac. 1

    El análisis de una vida nos lleva a cuestionar las divisiones entrelas diferentes disciplinas que buscan comprender los mecanis-mos que determinan los destinos individuales y colectivos. En particular, se trata de comprender la articulación entre el funcio-namiento social y « la otra escena » la cual organiza el funciona-miento psíquico inconsciente. Actualmente, se produce una con-vergencia entre algunos sociólogos y psicoanalistas que traba- jan con las historias de vida para descubrir los factoresestructurantes, comprendiendo así, a la dinámica interna. Sin

    embargo si bien existen convergencias en el tema, en las herra-mientas y en las problemáticas conceptuales, los métodos aún permanecen divergentes o bien, paralelos (es decir, no se en-cuentran). Esta situación es todavía más lamentable en tanto losaportes de unos y otros son complementarios, a condición deque sean comprendidos en una circularidad dialéctica que vayade lo social a lo psíquico. Es por ello que, en este artículo pro- ponemos:

    1Vincent de Gaulejac es Director del Laboratorio de Cambio Social en la Universidad de Paris 7- DenisDiderot. Presidente del Comité de Investigación de Sociología Clínica de la Asociación Internacionalde Sociologia. Ha publicado mas de quince libros entre los que destacan: Les Sources de la honte,Desclée de Brouwer, 1996; La lutte des places, Desclée de Brouwer, 1994, 1997; La nevrose de classe,Hommes et groupes Editeurs, 1987, 1999. Entre sus trabajos mas recientes encontramos: Lhistoire enheritage, Desclée de Bouwer, 2000. Ha sido traducido en español, griego, portugués e inglés.

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    1.- Analizar los aportes de la Sociología de las historias devida.

    2.- Analizar la complejidad de la relación entre Sociología yPsicoanálisis.

    3.- Mostrar las convergencias y los límites de la aproxima-ción psicoanalítica dentro de este dominio.

    4.- Exponer, a partir del análisis de un caso, las característi-cas de la Sociología Clínica.

    5.- Mostrar cómo es posible analizar las relaciones entre lo psíquico y lo social en la aproximación «novela familiar y tra- yectoria social»

    LA APROXIMACIÓN BIOGRÁFICA EN SOCIOLOGÍALa historia de vida fue utilizada en Sociología de maneraepisódica. Se pueden recordar los trabajos de la escuela deChicago y de la escuela polaca en los años 20 y años 30(W.I.Thomas, F. Znanieck) y el trabajo de Oscar Lewis conuna familia mexicana2, a fines de los años cincuentas. Desdehace algunos años, esta aproximación parece volver a estar demoda, hecho que G. Balandier explica por « la crisis de los mé-

    todos cuantitativos » (mucha técnica pero muy poca influenciasobre la sociedad en movimiento) y a las grandes elaboracionesteóricas (mucha ambición explicativa rápidamente cuestionada por la historia inmediata) »3. En confluencia con la Historia, laAntropología y la Psicología Social, el objetivo de este métodoes « acceder (por el interior) a una realidad que rebasa al narra-dor y lo produce. Se trata de comprender lo vivido social, alsujeto dentro de sus practicas, la forma en que éste negocia lascondiciones que le son particulares »4. El sociólogo es así con-ducido « a ubicarse en el punto de articulación de los seres hu-

    2Oscar Lewis, Les enfants de Sanchez, N.R.F., coll. du Monde Entier, Gallimard, Paris, 1963.3Georges Balandier, Prefacio del libro de Franco Ferrarotti, Histoires et histoires de vie, Librairie desMéridiens, Sociologies au quotidien, Paris, 1983.4Georges Balandier, op.cit. p. 8.

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    manos y de los lugares sociales, de la cultura y de la praxis, delas relaciones socio-culturales y de la dinámica histórica»5.

    Este resurgimiento del interés por la historia de vida atañeigualmente a la sociología de Bourdieu, que había iniciado con elmétodo de la ilusión biográfica, ya que no se conforma con ana-lizar las trayectorias sociales solamente a partir de documentoso de testimonios objetivantes, sino que incluye además, las his-torias de vida6.

    En un estudio comparativo sobre la profesión del maestrodurante los años 1900 y la profesión de educador en los años1970, Francine Muel-Dreyfus utiliza abundantemente las histo-rias de vida: «No es posible analizar histórica o sociologicamentea las instituciones sin analizar los agentes reales de la historiainstitucional. Por ello es necesario tomar en cuenta, a la vez, lastrayectorias sociales efectivas de los individuos y las represen-taciones individuales de la historia social familiar, es decir, lasreconstrucciones singulares de «la novela social familiar. La so-ciología se hace entonces sociología psicológica y analiza demanera clínica las autobiografías.

    Para tener un panorama más completo de las diferentes co-

    rrientes sociológicas que utilizan las historias de vida, nos pode-mos remitir al artículo de Daniel Bertaux sobre la aproximación biográfica. El interés que este método suscita se debe, segúnnosotros, a que permite a la sociología rebasar un cierto númerode callejones sin salida.

    a) El método biográfico permite salir de la oposición entreindividuo y sociedad, entre la subjetividad del hombre y las re-gularidades objetivas de lo social. Su objetivo es comprender ladialéctica de lo social, es decir la relación entre las condiciones

    5Daniel Bertaux, ‘L’approche biographique: sa validité méthodologique, ses potentialités’, Cahiersinternationaux de sociologie, vol. LXIX, 1980.6Consultar en particular A.Sayad ‘Les enfants ellégitimes’ 1y2, Actes de la recherche en SciencesSociales, No. 25 y 26-27,1979; Luc Boltansky, Les cadres, Editions de Minuit, Paris, 1982; FrancineMuel-Dreyfus, Le Métier d’éducateur, Editions de Minuit, 1983; Pierre Bourdieu, La misère du Monde,Seuil, 1993.

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    concretas de existencia y lo vivido. Se trata de aprehender alindividuo como el producto de sus condiciones de existencia,como una condensación de las relaciones sociales en el seno delas cuales está inscrito: « Toda  practica humana individual es unaactividad sintética, una totalización activa de todo el contextosocial. Una vida es una practica que se apropia de las relacionessociales (las estructuras sociales), las interioriza y las transformaen estructuras psicológicas por su actividad dedesestructuración-reestructuración»7 .

    Ciertamente en el relato, permanece una historia singular deun destino único, pero esta historia individualiza la historia socialcolectiva y es a la vez, el producto y la expresión. « Lejos de ser el elemento más simple de lo social –su átomo irreducible- elindividuo es igualmente una síntesis compleja de los elementossociales. Este no funda lo social, es el producto sofisticado »8. Através de los relatos aparecen las tensiones entre la identidadheredada y la identidad adquirida, entre el individuo producto(« Eso que se hizo del hombre » diría Sartre) y el individuo -sujeto (« Eso que él hace de eso que se hizo de él ») entre lahistoria como permanencia del pasado en sí y la historia como

    tentativa de actuar en el presente. b) El método biográfico permite captar « eso » que escapa ala norma estadística, a las regularidades objetivas dominantes, alos determinismos macro sociológicos. Este método hace posi- ble lo particular, lo marginal, las rupturas, los intersticios y losequívocos que son los elementos claves de la realidad social ysobre todo, que explican por qué no existe solo la reproduc-ción. Ciertas corrientes dominantes de la sociología contempo-ránea, sean marxistas estructuralistas (Althusser), o praxeológicas(Bourdieu), están preocupadas en poner en evidencia los meca-nismos de reproducción social. Aunque éstas son criticas con

    7Franco Ferraroti, Histoire et histoires de vie, la méthode biographique dans les sciences sociales,Librairie des Méridiens, Paris, 1983, p.50.8F. Ferrarotti, op. cit., p.65.

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    relación a las ideologías dominantes y a las representacionesque la sociedad produjo sobre sí misma, permanecen globalmenteimpotentes para captar los micro-cambios, las fallas y los movi-mientos periféricos.

    Esta incapacidad para captar el espesor de lo social en sudiversidad y sus contradicciones múltiples se traduce en el ca-rácter cosifidicador, ilustración de lo que H. Lefebvre llamaba« el concepto sin vida ». Estas corrientes se acercan así, a los positivistas cuantitativos en su proyecto de modelar a la socio-logía sobre las ciencias exactas, proyecto « cientificista » queconsiste en « vaciar al hombre ordinario de toda capacidad deiniciativa imprevisible y de toda capacidad de conciencia criticay de voluntad de acción sobre lo socio-estructural... a vaciar elorden social de toda contradicción profunda, pensarlo como unorganismo, un sistema, una estructura. Razón por la cual el pen-samiento unidimensional del funcionalismo y del estructuralismo,invisten toda su libido en una investigación extraviada de cohe-rencia y de cientificidad »9.

    c) El método biográfico permite comprender las circularidadesdialécticas entre lo universal y lo singular, entre lo objetivo y lo

    subjetivo, entre lo general y lo particular. Entre la « cuantofrenia » positivista y el subjetivismo « psicologizante », la historia de vida produce un material que expresa a la vez el peso de las determi-naciones sociales dentro de las trayectorias individuales y la re-lación de los actores en estas determinaciones. En otra parte, yahabíamos mostrado la indisociabilidad de lo subjetivo y lo obje-tivo dentro del discurso; « El discurso informa a la vez sobre unarealidad « objetiva », exterior y trascendente a los individuos ysobre el universo mental de los individuos »10.

    Un obrero que narra su historia, proporciona, a la vez, unaserie de informaciones objetivas sobre las condiciones de vida,

    los habitus de su grupo, de su clase, así como sobre su relación9Daniel Bertaux, op.cit. p.218.10M. Pagès, M.Bonetti, V. de Gaulejac, L’Emprise de l’organisation,P.U.F.,Paris, 1979, p.218.

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    singular con estas condiciones, estos valores y estos habitus.Evidentemente, las características propiamente sociológicas dela narración no aparecen al inicio. No llegan a ser «objetivas»hasta el momento en que coinciden con otros discursos o conotro tipo de datos (estadísticos comparados, testimonios, en-cuestas y cuestionarios...). Lo que el relato permite compren-der, es la relación dialéctica entre el condicionamiento y la praxis,entre el individuo producto de la historia y el individuo agente dela historicidad: « El hombre no es el objeto pasivo que pretendeel determinismo mecanicista, cada acto o comportamiento hu-mano contiene dentro de su campo la presencia simultanea yactiva de condicionamientos externos y de la praxis humana quelos filtra y los interioriza totalizándolos »11.

    d) El método biográfico permite comprender las mediacionesentre el funcionamiento individual y el funcionamiento social, ayudaa constituir una microsociología en el espacio, todavía sin culti-var, entre la macrosociología y la psicología social. J. P. Sartreya había planteado este problema dentro de su critica al Mar-xismo: « Valéry* es un intelectual pequeño-burgués, de esto nohay duda. Pero todo intelectual pequeño-burgués no es Valéry.

    La insuficiencia heurística del marxismo contemporáneo mantie-ne estas dos frases. Para comprender los procesos que produ-ce la persona y su producto en el interior de una clase y de unasociedad dada, en un momento histórico dado, al marxismo lefalta una jerarquía de mediaciones ...que permita engendrar loconcreto singular, la vida, la lucha, real y fechada, la persona a partir de las contradicciones generales de las fuerzas producti-vas y de las relaciones de producción »12.

    El individuo no es la condensación del conjunto de las rela-ciones sociales. Él totaliza a la sociedad a través de una serie demediaciones operadas por los grupos y las organizaciones a las

    11F. Ferrarotti, op.cit. p.56. * Valéry es un gran poeta francés.12J.P. Sartre, Critique de la raison dialectique. Questions de méthode, Paris, 1960.

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    cuales pertenece. Hemos recuperado aquí las nociones de es- pacio transicional (D.W. Winnicot), de campo (K. Lewin), desistema socio-mental (M. Pagès), así como la de habitus (P.Bourdieu), debido a que intentan aprehender los mecanismostransaccionales e intermediarios de la relación entre lo individualy lo social. « Cuando la biografía se convierte en un instrumentosociológico pareciera prometer esta mediación del acto en laestructura, de una historia individual en la historia social. Pare-ciera implicar la construcción de un sistema de relaciones y la posibilidad de una teoría no formal, histórica y concreta de laacción social. Una teoría que por consecuencia, puede corres- ponder a las necesidades más urgentes de otras ciencias huma-nas en la búsqueda de una causa critica: la psicología, la psiquia-tría y el psicoanálisis »13.

    e) El método biográfico permite reconocer en el saber indivi-dual un valor sociológico. La prueba de que lo social es, tam- bién, mental: se demuestra en que sólo puede comprenderse elsentido y la función de un hecho social a través de una experien-cia vivida, de su incidencia sobre una conciencia individual y enúltimo lugar, a través de la palabra que permite dar cuenta. En

    este sentido ubicamos las posiciones defendidas por MarcelMauss y Claude Levi-Strauss, quienes insistieron sobre el he-cho de que: « Toda interpretación debe hacer coincidir la obje-tividad del análisis histórico o comparativo, con la subjetividadde la experiencia vivida »14. Esta posición conduce a transfor-mar la relación entre el investigador y su objeto. El hecho de queel actor hable no es más « la maldición del sociólogo » (P.Bourdieu), sino que se convierte en una ventaja para analizar losfenómenos sociales. Entonces se pretende « no tratar al hombreordinario como un objeto para observar o medir, sino como un

    13F. Ferrarotti, op.cit. p.81.14Claude Levi-Strauss, ‘Introduccion à l’oevre de M.Mauss’, in Sociologie et anthropologie, P.U.F,París, 1968, p. XXVI.

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    informador y por definición, como un informador mejor infor-mado que el sociólogo que lo interroga »15.

    Si de acuerdo a la expresión del sociólogo francés A. Touraine« el sentido del acto no es reductible a la conciencia del actor »,no resta menos que esperar a que el actor esté bien ubicado para informar sobre sus actos y el sentido que les da. Esta infor-mación es un dato bruto a interpretar y confiere a quien la pro-dujo, un estatus de participante en la investigación y no sola-mente el estatus de un objeto de la investigación. Se puede pen-sar, sin embargo, que D. Bertaux no idealiza la relación entre elsociólogo en búsqueda de historias y de sus informadores. Lasociología de las historias de vida permanece como una socio-logía « clásica »: su objetivo es principalmente cognitivo y con-fiere « al que habla » un estatus de objeto de investigación. Si elinformador « participa » en este trabajo, es en una relación de producción en donde las condiciones y el marco están fijadas por el sociólogo. Es decir, se trata de una relación de poder cuyo beneficiario es principalmente el investigador: es por él queel trabajo se hace. En todo caso, el sujeto de la historia de vida permanece como el objeto de la investigación.

    LOS RELATOS DE VIDA: ENTRE PSICOANÁLISIS Y

    SOCIOLOGÍALas relaciones entre la sociología y el psicoanálisis son comple- jas. No es nuestro propósito reducir el campo sociológico alPsicoanálisis, sin embargo este último es imprescindible paracomprender las determinaciones psíquicas inconscientes queestructuran los destinos humanos y los relatos que hacen loshombres.

    La sociología de las historias de vida no puede eludir una

    confrontación con el Psicoanálisis, sabiendo que estas dos aproxi-

    15D. Bertaux, op.cit. p.219.

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    maciones son a la vez complementarias y contradictorias. Lomismo podemos constatar en lo concerniente a los problemasde construcción del objeto, el estatus del relato de vida, la inter- pretación así como al lugar acordado a los diferentesdeterminismos.

    Objetividad y Subjetividad¿Cómo definir el objeto de la sociología de los relatos de vida?.De hecho se trata, siempre de acuerdo a M. Mauss (1930), de

    comprender a la « personalidad total » a través del relato que unsujeto elabora sobre su propia vida; de comprender la dialécti-ca entre lo singular y lo universal en el estudio concreto de unavida humana; de comprender en qué el individuo es el productode una historia de la cual busca devenir sujeto; de estudiar larelación entre la historia y la historicidad cruzando:

    a) El análisis de los diferentes determinismos que contribuyena producir al individuo.

     b) El análisis de la relación del individuo con estas determina-ciones y el trabajo que éste realiza para contribuir a producir su propia existencia (M. Bonetti, V. de Gaulejac, 1988).

    Por tanto se nos presenta así, un « objeto complejo », es de-cir un objeto con múltiples facetas, interdisciplinario, polimorfo,multidimensional, cuya construcción no puede efectuarse másque en el cruce de muchos campos teóricos.

    D. Bertaux (1980) opone las investigaciones que tienen por objeto las estructuras y los procesos « objetivos » (estructurade producción, formación de clases sociales, modos de vidasegún los medios sociales), lo que él refiere como los objetostipo socio-estructurantes, a las investigaciones que eligen comotema las estructuras y los procesos « subjetivos » (sistemas devalores, representaciones colectivas) que él define como obje-tos socio-simbólicos.

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    Bertaux demuestra que los dos niveles no son « más que doscaras de un mismo real, lo social » y que la sociología deberíaesforzarse en « reunificar » el pensamiento de lo estructural y delo simbólico. Compartimos este proyecto, aunque conviene de-finir mejor el nivel socio-simbólico, que nos remite no solamenteal estudio de los valores, de las ideologías y de las representa-ciones colectivas sino también a la cuestión del sujeto y de lasubjetividad.

    El imaginario y el ideal tienen, evidentemente, una dimensiónsocio-simbólica pero conviene estudiar igualmente el aspectosocio-psíquico, es decir, la forma en que son co-producidos,influenciados, alimentados por el deseo, la angustia, los afectosconscientes e inconscientes.

    Es el registro socio-psíquico lo que permite comprender, másallá de las subjetividades individuales, eso que es del orden delas pasiones (amorosas, políticas, ideológicas), de las creencias,de los odios, de los miedos, de la violencia, de las angustias enla vida social. El análisis de las contradicciones sociales no pue-de ahorrarse un análisis de los procesos de identificación y deidealización El vínculo social es profundamente un vínculo afec-

    tivo y religioso. El análisis de la reproducción y del cambio so-cial nos confronta permanentemente, a la irrupción del amor, delodio, de la angustia y del deseo como elementos estructurantesde las relaciones sociales.

    Eso es lo que constantemente emerge cuando se trabaja a partir de los relatos de vida y de las historias de vida. Por lotanto, si el método biográfico debe permitir la construcción deuna « nueva » propuesta sociológica (Bertaux, 1980) que re-concilie la observación y la reflexión, objetividad y subjetividad,este proyecto sólo puede dar resultado a partir del momento enque los sociólogos consideraran que el funcionamiento de las

    estructuras psíquicas y de las estructuras mentales es parte inte-grante de lo social y, en consecuencia, del objeto de la sociolo-gía.

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    Conviene reflexionar en torno a una recomposición del cam- po de la sociología, en particular, en una comprensión de lasarticulaciones entre el funcionamiento social y el funcionamiento psíquico. No para volver a caer en los callejones sin salida de la psico-sociología, del freudomarxismo o del estructuralismo, sino porque los registros socio-estructurales, socio-simbólicos y so-cio-psíquicos están continuamente implicados. Conviene, por tanto, adoptar una posición pluridisciplinaria para aprehender las diferentes facetas de un relato de vida.

    Tres corrientes teóricas dominan actualmente el conocimien-to en esta materia: el Psicoanálisis, la Sociología y elExistencialismo sartreano. Cada uno define su « objeto » de for-ma diferente.

    - Para la teoría psicoanalítica, el objeto privilegiado es el in-consciente. El relato es utilizado como medio de acceso al aná-lisis de las apuestas inconscientes que determinan la vida delindividuo poniendo el acento sobre el rol del deseo y de la an-gustia.

    - Para la sociología, el objeto es la fabricación de la identidadsocial. El relato es utilizado para comprender al individuo como

    la expresión (la encarnación) de un grupo, de una clase, de unacultura, de una historia social.- Para J.P. Sartre, el objeto es la elección que hace el indivi-

    duo mismo: « Mostrar los límites de la interpretación psicoanalíticay de la explicación marxista y que sólo la libertad puede dar cuenta de una persona en su totalidad, hacer ver esta libertad enla lucha con el destino, de inicio aplastado por sus fatalidades,después regresando sobre ellas para dirigirlas poco a poco »(J.P.Sartre, 1988,p.645) ». El relato es analizado para compren-der al sujeto a través del (os) momento(s) donde el individuo« se hace ».

    De hecho, la identidad se construye en el cruce de estos tres puntos de vista: en las relaciones del individuo con su incons-

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    ciente, con su medio socio-cultural y con él mismo, en el trabajoque efectúa para producir su individualidad.

    EL ESTATUS DEL RELATOEl relato de vida es la expresión de estas tres dimensiones esen-ciales de la identidad: es a la vez la expresión de los deseos y delas angustias inconscientes, de la sociedad a la cual pertenece suautor y de la dinámica existencial que le caracteriza.

    En todo relato opera una reconstrucción y sobre este punto,

    los psicoanalistas y los sociólogos están de acuerdo con los lite-ratos. La historia de vida es « tiempo recompuesto » por la me-moria (V. de Gaulejac, 1988). Y sabemos que la memoria no esconfiable. Obedece a otras lógicas diferentes a la verdad o a laciencia. Olvida, transforma, deforma, reconstruye el pasado enfunción de las exigencias del inconsciente, de las presiones delmedio ambiente, de las condiciones de producción del relato,de las estrategias del poder del locutor y del entrevistador, etc.

    Entonces el relato tiene múltiples facetas, por la misma razónque una novela, ya sea autobiográfica o no. Es a la vez un testi-monio y un fantasma. Las palabras dicen lo que pasó (‘Es la

    realidad’) y transforman esta realidad (‘Eso que no son mas que palabras’). Hablando de ‘su’ historia, el individuo la (re) descubre.Es decir que hace un trabajo sobre él mismo que modifica surelación con esa historia.

    La historia de vida consta de dos aspectos:- Designa eso que « realmente » pasó en el curso de la exis-

    tencia de un individuo (o de un grupo), es decir el conjunto deacontecimientos, de elementos concretos que caracterizaron einfluenciaron la vida de este individuo, de su familia y de su me-dio.

    - Designa la historia que se narra sobre la vida de un individuo(o de un grupo), es decir el conjunto de los relatos producidos por él mismo y /o por otros sobre su biografía.

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    El primer aspecto es del dominio del análisis histórico y de lasociología: tentativa de reconstrucción « objetiva » y de bús-queda de los determinismos, es decir, de los diferentes materia-les a partir de los cuales una vida se construye. El segundo as- pecto es del dominio del análisis clínico: a partir de lo « vivido »,se busca comprender la manera en que el individuo « habita »esa historia en el plano afectivo, emocional, cultural, familiar ysocial dentro de sus dimensiones conscientes e inconscientes.

    Los dos aspectos están continuamente implicados. Esto seaprecia cuando se obtienen historias de familias que describen,a la vez, los escenarios sobre el pasado familiar y las anécdotassobre la saga familiar que funcionan como el modelo de la « no-vela familiar » tal y como la define S. Freud (1909). La novelafamiliar es un fantasma que permite llenar una falta, soportar unainjusticia, una frustración, mediante una representación de la rea-lidad que permite corregirla y satisfacer así, sus deseos incons-cientes.

    El relato de vida se construye dentro de un espacio entre elfantasma y la realidad, sabiendo que el uno y la otra, ambos, sonverdaderos. Esto lo demuestra Serge Doubrovsky (1989) cuando

    subraya la paradoja del relato autobiográfico que consiste ennarrar, en sentido inverso, acontecimientos que se produjeronsegún un sentido cronológico: « Mi existencia, Yo no puedo pen-sarla. Ella es la que piensa a través de mí, es ella quien me pien-sa » (p.110). Es por eso que tanto la sociología como el psicoa-nálisis son imprescindibles para la comprensión del estatus delrelato. Lo que aún no se comprende, es saber lo que determinala forma en cómo se narra. Aquí se ubica la desconfianza de P.Bourdieu a propósito de la ilusión biográfica (1986) y de los« objetos que hablan ». El sujeto difícilmente acepta que sea suexistencia la que piensa a través de él, pues realmente a él le

    gustaría ser el creador.

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    ¿Pero es posible oponer lo que seria del orden de los hechos« objetivos » a lo que seria del orden de los fantasmas y de lasubjetividad?

    « Puedo narrar dos vidas que son las mías y son diferentes, y por lo tanto completamente verdaderas la una y la otra: la queme construye (o que me construí en análisis, sobre el diván,articulada en torno al Edipo), y esa que resulta de mi ser declase y de raza... Estoy, de alguna manera, en la intersección deesquemas que no se pueden superponer. Yazgo bajo un Edipogrande como una montaña. Gimo en torno a las contradiccionesde clase y de raza. (Serge Doubrovsky, 1989, p.276).

    Una verdadera ciencia de los relatos de vida permite tomar en cuenta esta « intersección » situándose en tres niveles: el delos hechos, el de sus significaciones inconscientes y el de su ex- presión subjetiva.

    LA INTERPRETACIÓNLa explicación sociológica supone, según Moscovici, dos con-diciones previas:

    - Que se disponga de teorías concebidas a partir de causas

     puramente sociales.- Que se pueda hacer abstracción del lado subjetivo, de las

    emociones y de las capacidades mentales de los individuos (S.Moscovici, 1988).

    Es necesario recordar una de las reglas formuladas por E.Durkheim: « toda explicación psicológica de los hechos socialeses falsa ». Sin retomar la polémica contra todas las formas desociologismo a las que puede conducir tal postura, se debe man-tener el proyecto de comprender lo que determina las conduc-tas humanas exteriormente y las representaciones que el indivi-duo se hace de ellas. Esto supone que se acepta la existencia deuna « realidad », la sociedad, que pre-existe al sujeto, condicio-na su existencia e influencia el sentido de sus actos. El relato

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     permite acceder a esta « realidad » en tanto que revela « la en-carnación social » del individuo.

    Para el Psicoanálisis el sentido del relato no puede estar refe-rido más que al sujeto mismo, en el que se revela su funciona-miento inconsciente. Lo importante no es saber si el relato co-rresponde a lo que realmente ha pasado. El relato es interpreta-do como un fantasma y es « verdadero » en la medida en que es producido por un sujeto que habla. Pero esta « verdad » tiene por referente el trabajo que efectúa el sujeto en su relación conel inconsciente.

    En la cura (psicoanalítica) « seremos testigos de una transfor-mación decisiva cada vez que, fundando su  propia verdad, el paciente habrá podido establecer que está en el origen de losactos que ha debido sufrir », recuerda Conrad Stein (1984). Secomprende que no puede haber « transformación decisiva », parael Psicoanálisis, si no está basada en este postulado (¿esta ilu-sión?) según el cual el paciente es el sujeto de su historia: quesea atacado por un cáncer, que se rompa una pierna, que seadespedido del trabajo, que fracase en un examen... todos losacontecimientos de su existencia son interpretados a través del

     prisma de su voluntad consciente y /o inconsciente. Esta postu-ra, cuyo interés se comprende, es inaceptable si conduce a ne-gar el peso de las determinaciones sociales y a considerar quecada individuo es amo de su destino: «Eso que te sucede, tú loquisiste entonces eres el responsable y tienes que asumirlo».Cada uno es devuelto hacia sí mismo y a su inconsciente comoultima explicación de su conducta. Existe en esto, un efecto decierre del Psicoanálisis que, de alguna manera, instituye la cul- pabilidad como « motor de la historia » (Cf. el mito de la horda primitiva y de la muerte del padre).

    Algunos autores mostraron cómo la interpretación freudiana

    del destino de Edipo conducía a sexualizar los compromisos políticos y a reducir el destino humano a su dimensión familiar.

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    Como lo subraya Jacqueline Barus-Michel (1990), Edipo es primero, un drama de la fatalidad antes de ser el de la culpabili-dad. No es el deseo lo que guía a Edipo en un primer tiempo,son los Dioses y la maldición de la que es objeto. « No se trataen el mito de Edipo, o en la tragedia de Sofocles, ni de revelar los deseos profundos de Edipo, ni de imputarlos proyectivamentea las fuerzas ocultas, mas bien se trata de mostrar cómo el hé-roe, un ser humano, es o no es amo de su destino. No es eldeseo lo que interesa a Sofocles, sino mucho más la tragedia deun destino que supera al hombre cuando éste cree estar trans-formándolo. (J. Barus Michel, p.172.)

    S. Freud sustituye la tragedia humana, el estar sometido afuerzas y acontecimientos trágicos (la muerte, la degradación, lainjusticia, la desigualdad, la miseria)... por otra tragedia: somosinconscientemente responsables de lo que nos sucede porqueestamos actuados por deseos irreprimibles. El inconsciente re-emplaza así al « destino », los compromisos políticos del mitoedípico se convierten en compromisos esencialmente psicológi-cos.

    Este reduccionismo psicologizante ha sido continuamente de-

    nunciado por los sociólogos, en particular R. Castel (1973) ytambién, por los mismos psicoanalistas. Gérard Mendel (1988)se refiere al respecto como « enfermedad profesional » del psi-coanalista por su contacto cotidiano intenso con el inconsciente,que produce una disminución del sentido de realidad, una« desrealizacion relativa » (p.85). Lo importante para el psicoa-nalista es el fantasma. La realidad objetiva, es decir, los aconte-cimientos concretos que marcaron la vida del paciente no sonescuchados más que a través del filtro de los fantasmas queestos acontecimientos engendraron y como tales, son retomadosen el relato que él produce. En consecuencia, el principio de

    realidad tiende a reducirse a esta realidad subjetiva.

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    Hemos acordado que la realidad subjetiva es transformadoradebido a que produce efectos sobre la conducta: el individuo escontinuamente actor de su propia vida y es esencial para él com- prender de qué modo ha intervenido en los acontecimientos quecomponen su existencia, aún y cuando estas acciones sean in-conscientes. La subjetividad y la interioridad son los registrosde «la realidad» que interfieren en la vida de un hombre al mis-mo nivel que los acontecimientos objetivos y exteriores. Lasoposiciones entre subjetividad y objetividad, entre realidad in-terior y realidad exterior son fundamentalmente relativas. Unahistoria de vida se construye en la interacción constante entre lainfluencia de las estructuras sociales tal como el individuo las re-encuentra y las estructuras psíquicas, que absorben estas in-fluencias.

     La noción misma de inconsciente debe ser revisada. No esnuestro propósito negar la importancia de la sexualidad en laestructuración del aparato psíquico. Nos parece, sin embargo,que al lado de la propuesta de lo psico-sexual que el Psicoaná-lisis ha develado, convendría comprender mejor la apuesta psico-social. Como lo subraya S. Doubrovsky (1989) «el inconscien-

    te no está solamente estructurado como un lenguaje, está es-tructurado por una historia». (p.271). Esta historia no se puedereducir a las primeras relaciones infantiles. La historia es comola personalidad, debe ser aprehendida en su totalidad, es decir,a nivel individual pero igualmente a nivel familiar y social. El in-consciente concierne igualmente al conjunto de elementos quecontribuyen a la producción social de un individuo.

     No se trata, por lo tanto, de considerar que el individuo socialsea una calca de otro o un producto interiorizado de formashistóricas del individuo, o que sea una encarnación repetida deun «habitus de clase» (Michel Legrand, 1993). Se trata mas

     bien de construir una sociología clínica dentro de sus diversoscomponentes.

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    CONVERGENCIAS Y LÍMITES DE LA APROXIMA-

    CIÓN PSICOANALÍTICAContrariamente a la aproximación biográfica, el Psicoanálisis notiene solamente un objetivo cognitivo. Su proyecto se inscribedentro de una perspectiva clínica. Si el relato de vida es el mate-rial de base de su investigación, no se trata solamente de unmétodo de conocimiento sino de un medio terapéutico: que le permita en esta historia referida, comprehender el sentido, por sí mismo, con el fin de posicionarse en sujeto. No discutiremos

    aquí la pertinencia de este proyecto clínico pero sí abordaremosla oposición entre el psicoanálisis y la sociología en la utilizaciónde la historia de vida.

    Para el Psicoanálisis, la historia es un relato construido paraorganizar un sentido, una re-escritura de los acontecimientosdel pasado que el sujeto construye en un dispositivo que consis-te en regresarle esta « verdad » con relación a él mismo. Así lahistoria es tratada como una novela; lo importante será el desci-framiento de la actividad fantasmática del sujeto y la compren-sión de las apuestas inconscientes de esta historia. El psicoaná-lisis no busca objetivar el relato a partir de «eso que realmente

     pasó» sino interpretarlo como un discurso que el mismo sujetotiene sobre su pasado. La objetividad histórica tiende a desapa-recer detrás de la subjetividad del sujeto en la medida en que nose busca distinguir:

    a) La historia como una serie de acontecimientos que modifi-can o reproducen las relaciones sociales en tanto que atraviesany condicionan los destinos individuales;

     b) La historia tal como está escrita o contada en las novelas oen los relatos que significan la relación de un individuo (o de ungrupo) con los acontecimientos del pasado.

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    Esquematizando por una oposición fuerte, el psicoanálisis busca comprender la relación que el YO establece con la histo-ria independientemente de la relación que la historia establececon el sujeto.

    Esta opción epistemológica que se justifica, quizá, con rela-ción a los objetivos terapéuticos, condujo a diferentes formasde psicologismo (o de psicoanalismo16) ya que tiende a estable-cer la ilusión de omnipotencia del sujeto, el etnocentrismo de lalógica del deseo y una visión narcisistica de las relaciones socia-les.

    El mismo Freud había medido este riesgo cuando escribíaque no hay psicología que no sea social: « La oposición entre la psicología individual y la psicología social o colectiva, que a pri-mera vista puede parecer muy profunda, pierde mucho de suagudeza cuando se le examina más de cerca. Sin duda, la pri-mera tiene por objeto al individuo y busca los medios que lesirvan y las vías que siga para obtener la satisfacción de susdeseos y necesidades, pero dentro de esta  búsqueda, se lograraramente y en casos verdaderamente excepcionales, hacer abs-tracción de las relaciones que existen entre el individuo y sus

    semejantes. El otro siempre juega en la vida del individuo el rolde un modelo, un objeto, de un socio o de un adversario, y la psicología individual se presenta desde el principio, al mismotiempo, de cierta manera, en una psicología social, en el sentidoamplio, pero plenamente justificado, de la palabra »17.

    Freud desarrollaba este punto de vista mostrando que todarelación con el otro es de inicio y simultáneamente una relaciónsocial.« Así el psicoanálisis colectivo vislumbra al individuo entanto que miembro de una tribu, de un pueblo, de una casta, deuna clase social, de una institución, o en tanto que elemento deuna masa humana » (op.cit., p.84).

    16Según la expresión de Robert Castel, en Le Psychanalysme, Maspero, Paris, 1973.17S. Freud, Psychologie collective et analyse du Moi, essais de psychanalyse, Payot, 1975, p. 83.

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    Hubo el abandono, de una gran parte, por las consecuenciasteóricas y practicas de esta concepción. Se asistió de algunamanera a una «desocializacion» o más aún, «desociologizacion»de los procesos psicológicos, a un reduccionismo psicologizanteen el desarrollo del psicoanálisis. Como lo dijeron Carl Schorskey P. Bourdieu, se olvidó « que Edipo era Rey » (Cf. Actes de laRecherche en Sciences Sociales, No. 26/27). Es decir, se olvi-dó que el «YO» no se construye solamente en el juego del de-seo y de la prohibición del triangulo Madre, Padre, Hijo, sinoque se apuntala igualmente sobre los lugares sociales que ocu- pan los unos y los otros.

    Ahora bien, la aproximación psicoanalítica tiende a reducir el peso del pasado a las primeras relaciones infantiles: «Se esta- bleció un consenso para hacer del niño en cada hombre, la llavede su destino personal y el principio explicativo esencial de suhistoria»18.

    Se excluye así del análisis, el hecho de que toda relaciónafectiva se apuntala sobre una serie de relaciones socialmentedeterminadas. Las primeras relaciones son portadoras de lasapuestas no solamente afectivas sino igualmente ideológicas,

    culturales, sociales y económicas, cada uno de estos niveles no puede estar disociado de los otros en la medida en que su impli-cación produce la estructura de programación, el sistema dehabitus, el marco referencial sobre los cuales el niño va a apun-talar su propia historia.19

    Si el psicoanálisis permite comprender los vínculos entre lasintenciones conscientes y las intenciones inconscientes, nos brindasolamente una explicación parcial, porque la dimensión social-histórica de estos vínculos se le escapa.

    18Robert Castel, La gestion des risques, Ed. De Minuit, coll. Les sens commun, Paris, 1981, p. 158.19V. de Gaulejac, ‘L’heritage’, en Connexions, No.41.

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    Esto es lo que demuestra C. Castoriadis20 cuando escribe «elcampo social como omnipresencia densa de un colectivo anóni-mo, el campo histórico como irrupción siempre posible de algonuevo que nadie deseó como tal, presupone al individuo del quehabla el psicoanálisis, pero al mismo tiempo son presupuestos por éste». En el mismo sentido se inscribe W. Reich cuandodecía que el psicoanálisis permite comprender por qué las pulsiones sádicas de un individuo lo llevan a convertirse en car-nicero, cirujano o detective, pero que es la trayectoria socio-económica la que permite saber por qué algunos subliman susadismo como carniceros, otros como cirujanos y otros, aún,como detectives. Aquí vemos que toda pulsión es socializada decierta manera y que los destinos personales son el resultado deuna combinación entre el trabajo psíquico y el trabajo social.

    Se trata entonces, de intentar re-establecer «los eslabones perdidos» entre las aproximaciones sociológicas (que estable-cen las regularidades objetivas, las probabilidades que organi-zan los destinos humanos) y la aproximación psicoanalítica. Setrata de analizar las circularidades dialécticas que van del deseoal mundo de los objetos, del narcisismo al estatus social, de las

    representaciones a las ideologías, etc.En otra parte21  habíamos señalado, la necesidad deimplementar estas articulaciones en la medida que:

    - No existe deseo que no se traduzca en deseos de manerasde ser, es decir, en habitus característicos de tal o cual mediosocial y cultural (Cf., P. Bourdieu et J. P. Sartre).

    - No existe sujeto sin objeto: la génesis del sujeto y del objetoes el efecto de un apoyo reciproco que precipitó la inscripcióndel individuo, a través del narcisismo, en el mundo exterior ydentro de las lógicas del sistema de producción y de distribu-

    20C. Castoriadis, Les carrefours du labyrinthr, Paris, Seuil, 1978.21V. de GAULEJAC, ‘Irréductible social, irréductible psychique’, Bulletin de Psychologie, TomeXXXVI, No. 360. 1983.

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    ción de los objetos (lógica de la diferenciación social de J.Baudrillard; análisis de S. Viderman sobre la dialéctica sujeto-objeto).

    - El deseo no se puede concebir fuera del deseo del otro, alcual está originalmente sometido (sujetado) si quiere satisfacer-se, confrontándose así el sujeto mismo, con un sistema relacionaldeterminado por la organización de las relaciones sociales (Cf.Lacan y S. Leclaire).

    LA HISTORIA DE CLAUDELa historia de una vida es una mezcla compleja de elementosheteróclitos. ¿Cómo saber lo que organiza esta complejidad? Através de la historia tal como se le puede observar y del relatoque hizo el individuo, se resaltan los desplazamientos ycondensaciones entre los elementos culturales, sociales, econó-micos (ligados al contexto social y familiar) y los elementosemocionales, afectivos, relaciónales (ligados al funcionamiento psíquico consciente e inconsciente).

     No es valido « separar » el análisis sociológico y el análisis psicológico de una historia que da cuenta de un fenómeno « to-

    tal », de la personalidad en todas sus dimensiones. Es más con-veniente analizar los vínculos, los desplazamientos, lascondensaciones, las rupturas, las influencias reciprocas entre losdiferentes elementos de una historia de vida.

    En esta perspectiva, presentamos un caso que muestra cómo,en tres generaciones, un comportamiento « social » ligado a lacultura de la pobreza, se transforma en funcionamiento psicoló-gico.

    La historia de Claude fue reconstruida durante el trabajo deun grupo en el cual los participantes eran invitados a comentar su árbol genealógico. Claude tiene 45 años. Es un hombre alto,guapo y fuerte, que habla con detenimiento y precisión de la

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    historia de su familia, la cual resumimos sucintamente recupe-rando los términos que él mismo utilizó.

    Del lado materno, la abuela murió senil con problemas esto-macales porque trabajaba mucho. Con el abuelo tenia un café-restaurante en un pueblo. A pesar de ser los propietarios de lagranja, la pareja vivió modestamente trabajando mucho. Lamadre de Claude era buena alumna, un profesor le consiguióuna beca para que continuara sus estudios y cursara la Escuela Normal. Es así, como ella logrará ser profesora.

    Del lado paterno, los abuelos eran obreros agrícolas muy pobres que no tenían otros recursos más que sus brazos. Claudedescribe el «trabajo encarnizado» de la pareja, que logro aho-rrar a pesar de la pobreza, para «salir del surco» y comprar, para empezar, una granja y después una ladrillera. Esta seráretomada por su padre quien trabajará igualmente como un ena- jenado.

    Claude se convierte en técnico, después en ejecutivo, asis-tiendo a cursos por la noche. Él describe su vida y la de su padre como dedicada totalmente al trabajo. No se tolera ningu-na distracción, ni un minuto de reposo. Por otro lado, Claude

    describe el silencio, «no se hablaba», y la ausencia de ternura,« no se tocaba». La única palabra de amor que escucho en su juventud fue dicha por su abuela paterna el día en que la ayudoa meter a su abuelo dentro del féretro, a los 84 años «Adrian,querido, te alcanzare muy pronto». Fue también la única vez quevió a su abuela llorar. En este universo de trabajo encarnizado,las palabras y los gestos de ternura no tenían lugar. No se teníatiempo para expresarlos y poco a poco, se perdía la capacidadde hacerlo.

    Esta sacralización del trabajo, Claude quiere, en un primer tiempo, transmitirla a sus hijos. Muy pronto comienza a «casti-

    gar» a su hija cuando trabajaba mal en la escuela, hasta que undía, a los 6 años, llorando, ella pone la cabeza en las rodillas de

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    su padre, y le dice «Papá, hoy no me has pegado». Al momentoen que Claude evoca esta escena, rompe en lágrimas. Despuésde un gran silencio, agrega: «esto provocó que durante 16 añosyo no la tocara».

    Después de la evocación de esta escena, Claude continua:«En mi familia no se mostraban los sentimientos, se debía ser duro. Yo estaba enamorado locamente de mi esposa, pero ja-más se lo dije porque nunca había aprendido... jamás escuchéque mi padre le dijera a mi madre te amo».

    Este relato ilustra cómo, eso que en la historia familiar es pro-ducido por la cultura de la pobreza, se encuentra en Claude bajo la forma de conflictos psicológicos interiorizados.

    Así, para los abuelos, el «trabajo forzado» es una necesidadsocio-económica. No hay otra elección para salir de la miseria.Hace falta consagrar la totalidad de sus energías en el trabajo,ahorrar centavo por centavo, comer lo estrictamente mínimo, para poder convertirse en independientes (comprar una granja para ellos) después, instalar a sus hijos para que no regresen «alsurco». Hicieron falta dos generaciones para permitirle a Claudetener los estudios mínimos y acceder a las clases medias. Enton-

    ces esas condiciones de vida le permitieron trabajar menos.Claude reproduce este encarnizamiento al trabajo: lo que al ini-cio era una necesidad social se ha convertido, para él, en unanecesidad psicológica.

    Como si el amor por su padre y sus abuelos no pudiera ex- presarse de otra manera, mas que repitiendo su comportamien-to. Hacia falta que fuera como ellos, incluso, aunque la necesi-dad objetiva desapareció, la coerción externa deviene una obli-gación interna: no puede hacerse de otra manera.

    Se encuentra el mismo mecanismo en lo que concierne a laviolencia y las palabras. La violencia de sus condiciones de exis-

    tencia conduce a los abuelos a luchar en silencio para salir. Todasu energía está investida en el trabajo. No hay tiempo para el

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    amor, la ternura, para hablar de sus sentimientos. Hablar de esoes ser débil, es caer en el campo de «los perezosos». Hace faltaser duro para hacer frente a la dureza de la vida. Hace falta«apretar los dientes» y «trabajar, trabajar y todavía trabajar».Claude nunca fue golpeado por su padre. Simplemente le teníamiedo. Tenía miedo de esta violencia contenida. Ser un hombre,era ser eso. Trabajar y callarse, «sofocar los sentimientos».

    Todavía ahí, los comportamientos, que en la historia de fami-lia estaban ligados a la situación social, a la violencia en las rela-ciones sociales, se perpetúan a pesar de que la situación socialya no los justifica y al mismo tiempo están inadaptados a la si-tuación nueva. Es peor aún, cuando el mismo Claude ejercesobre sus propios hijos una violencia que de ninguna maneraestá «obligado» a ejercer.

    Toma conciencia de su propia violencia, cuando su hija ponela cabeza sobre sus rodillas. Pero como no sabía comunicarsede otra manera, corta toda relación con ella y se encierra un poco mas todavía en el trabajo enajenado. Nunca aprendió aexpresar sus sentimientos. Al contrario, aprendió a «sofocar-los». Aprendió que ser un hombre, era ser duro y ser duro, es

    no expresar sus emociones, su debilidad.El caso de Claude es una muestra de la riqueza del método biográfico. A través de una historia de vida, se perciben los la-zos y las articulaciones que forman la trama de una vida humanay que los cortes disciplinarios nos impiden percibir. Resta en-tonces, hablar sobre las consecuencias a nivel teórico-metodológico. No es suficiente con obtener un relato de vida para develar el sentido. Nos hace falta construir los útiles que permitan comprender las articulaciones entre los diferentes re-gistros de identidad personal y social.

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    NOVELA FAMILIAR Y TRAYECTORIA SOCIALSe trata de reconstruir la cadena que va de los conflictos psíqui-cos a los conflictos relaciónales, de los conflictos relaciónales alos conflictos intra-familiares y de los conflictos familiares a losconflictos sociales.

    Esto es el proyecto de una investigación que dirigimos sobreel tema Novela familiar y trayectoria social. Este trabajo se apo-ya metodológicamente en los seminarios de implicación y deinvestigación, en los cuales a los participantes se les invita a tra-

     bajar sobre su historia a partir de tres elementos:- Los relatos de vida.- Los medios de objetivación de su historia (árboles

    genealógicos, fotos, correspondencia, diario intimo, agenda...).- Los medios de proyección y de expresión (dibujo, juego de

    roles, dramatización).Se trata de explorar en qué la historia individual está social-

    mente determinada, es decir:- De analizar en qué medida los destinos individuales, cual-

    quiera que sea su irreducible singularidad, están condicionados por el campo social en el cual se inscriben.

    - De evidenciar cómo las relaciones sociales tal como existenen un momento dado (en la sincronía) y tal como han evolucio-nado (en la diacona) van a influenciar la historia y la vida psíqui-ca de un individuo, es decir, su manera de ser, de pensar, suselecciones afectivas, ideológicas, profesionales, económicas, etc.

    - De comprender la dialéctica existencial entre el individuo producto de la historia y el individuo productor de la historia,entre el individuo objeto de sus condiciones concretas de exis-tencia y el individuo en devenir que busca posicionarse en sujetoen esta historia.

    Como lo escribió uno de los participantes en este trabajo: «Comencé a comprender que mi situación psicológica personalno estaba separada de la situación socio-económica de mi fami-lia, que los mecanismos de identificación se juegan también en

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    un modelo social, y que no es simplemente una cuestión que «seencierre» en el complejo de Edipo.

    Esta aproximación me permitió comprender plenamente que, por supuesto, yo era hijo de mis padres, pero que era también elhijo de un campesino que devino peón y de una trabajadoradomestica que se convirtió en lavandera y madre de familia... yque esto vivido socialmente estaba intrínsecamente ligado a lahistoria de mis relaciones infantiles ».22

    La experiencia biográfica de un individuo es la que marca sudesarrollo y lo constituye como un ser psico-social-histórico.En este sentido, el inconsciente es inscrito como el conjunto delas condiciones sociales de producción de un individuo quien busca negar, olvidar, ocultar: «El inconsciente es siempre, enefecto, el olvido de la historia, historia que el mismo produjorealizando las estructuras objetivas que engendra y desarrolladentro de estas cuasi-naturalezas que son los habitus. Historiaincorporada, hecha natural, y olvidada en tanto tal. El habitus esla presencia movilizadora de todo el pasado donde esto se pro-dujo»23

    Esta dimensión social del inconsciente se ubica particularmente

    en todos aquellos que ya sea en el abandono, o bien en la ruptu-ra, están confrontados a un desplazamiento / desclasamiento.Que esto sea con el « rechazo » que se ubica en otra parte quede donde se viene, o con el ‘desclasado’ que interiorizó los habitusno conformes a la posición objetiva que ocupa, se puede ver cómo las situaciones sociales pueden producir eso que, a faltade otro mejor, designaremos por el término «neurosis de clase».

    Estos problemas plantean una disciplina que falta construir: lasociología clínica.

    Sociología, porque se trata de comprender cómo la dinámicade las contradicciones sociales y la gravedad de las regularida-

    22B. JONDEAU, «Faire craquer l’impérialisme des théories psychologiques», in Le Groupe Famililial , No. 96, juillet 1982.23P. BOURDIEU, Le Sens pratique, Editions de Minuit, Paris, 1980.

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    des objetivas de lo social intervienen sobre los destinos indivi-duales canalizando el sentido.

    Clínica, porque el análisis de los procesos socio-psicológicosno está completamente «validado» (es decir, a la vez verificadoy valorizado) sólo si a la verificación estadística correspondeuna experiencia vivida, a la cual la hipótesis da un sentido y unacoherencia.

    El sentido aquí, es la posibilidad para Claude, de comprender la cadena que va de la historia de su grupo de pertenencia a lahistoria de su familia y de esta historia a la constitución de su propia identidad. Comprendiendo que es el producto de estahistoria, podrá desarrollar su función de historicidad, es decir,su capacidad de analizar y comprender los elementos que loconstituyen como sujeto histórico. En este sentido, el trabajosobre « la historia de vida » es un método sociológico que tratade ubicar la evolución de las relaciones sociales a través de lashistorias individuales y de un método clínico, ya que los partici- pantes son conducidos a utilizar este conocimiento para com- prender mejor su propio destino.

    Traducción: Susana Rodríguez Marquez

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    BIBLIOGRAFÍABertaux, (D.), Destins personnels et structure de classe, P.U.F.,

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    Bourdieu (P.), La distinction, critique sociale du jugement, Ed.De Minuit, 1979.

    Castoriadis (C.), Les carrefours du labyrinthe, Seuil, 1978.

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    1981.Pagès (M.), «Systèmes socio-mentaux», Bulletin de

     psychologie, Tome XXXIV, N°.350, 1982.Thelot (C.), Tel père, tel fils? Positions sociales et origine

    familiale, Dunod, 1982.

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    CAPÍTULO II

    OPCIONES METODOLÓGICASVincent de Gaulejac

     Nuestro trabajo sobre Novela familiar y Trayectoria social, seapoya metodológicamente en los seminarios que coordinamossobre este tema desde 1975 bajo diferentes formas: en sesionescon inscripciones individuales de los participantes, ya sea deiniciación (de 2 a 4 días), o bien, para profundizar (3 horas por semana o 5 fines de semana durante 6 meses). Estas sesiones seubican en el marco de programas de formación destinados a los psicólogos, psico-sociólogos, consejeros conyugales o trabaja-dores sociales. Aproximadamente doscientas personas colabo-raron en este trabajo y contribuyeron a llevar a cabo los instru-mentos metodológicos que les propusimos24.

    OBJETIVOSSe trata de explorar en qué forma la historia individual está so-cialmente determinada. Estos seminarios de implicación y de in-vestigación posibilitan que los participantes se comprendan comoel producto de una historia, en la cual buscan devenir el sujeto,explorando los diferentes elementos que contribuyeron a formar la personalidad.

    24Sobre la animación de los seminarios de implicación y la utilización de formas de expresión activa enla investigación, se puede remitir al capítulo « Techniques non verbales d’analyse du pouvoir: leséminaire, Moi et l’organisation» in «l’emprise de l’organisation», Max Pagès, Michel Bonetti,Vincent de Gauléjac, Daniel Descendre, P.U.F.., 1979.

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    La historia personal es el producto de factores psicológicos,sociales, ideológicos y culturales cuya interacción nos esforza-mos por comprender.

    Esta exploración se basa particularmente en:- El análisis de la «genealogía familiar»- La formación del «proyecto parental»- La «novela familiar»- Las «elecciones y las rupturas» en la existencia.Tal exploración debe permitir a cada uno comprender mejor 

    su historia para incidir mejor en su devenir.Para los terapeutas, los psicólogos, los trabajadores sociales,

    los formadores y todos aquellos que estén comprometidos enun trabajo sobre la relación, estos seminarios pueden brindar uncierto número de herramientas teóricas y metodológicas con elfin de explicar mejor lo que determina la historia y los mecanis-mos cronológicos de las personas para las cuales trabajan.

    ANIMACIÓNDiferentes técnicas de expresión verbal y no verbal serán utiliza-das para permitir producir material sobre su propia historia (di-

     bujos, árboles genealógicos, entrevistas, etc.), que servirán desoporte en el análisis común de la novela familiar y de la trayec-toria social de cada participante.

    Los animadores proponen una problemática común, los mé-todos de trabajo y los aportes teóricos serán articulados por elanálisis colectivo del material producido.

     Nuestro propósito es elaborar un método de investigación,que permita articular el análisis de fenómenos históricos, socio-lógicos y psicológicos, intención que se traduce por un ciertonúmero de opciones.

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    INVESTIGACIÓN / IMPLICACIÓNSe trata, a la vez, de un trabajo cognitivo de comprensión de procesos, de producción de hipótesis explicativas, del análisisde mecanismos de implicación donde está en juego la historia personal, familiar y social de cada uno de los participantes. En-tonces, el material producido colectivamente depende de la im- plicación de cada participante, es decir, de su capacidad y de sudeseo de sumergirse en su pasado para actualizar los factoresestructurantes de su historia.

    El dispositivo pedagógico está organizado de tal forma quese favorece esta implicación personal:- Por la utilización de soportes que facilitan la exploración, la

    re-escritura y la emergencia de la historia de los participantes.- Por la fluidez de la palabra, en la medida en que cada uno

    está invitado a autorizarse a decir o no decir y en aceptar quetambién sea así para los otros.

    - Por la transversalidad del trabajo que permite una profundización colectiva de las trayectorias individuales, entran-do cada historia en resonancia con los otros.

    Paralelamente a esta «búsqueda del tiempo pasado», se ubi-

    can los elementos teóricos que permiten, más allá de las expe-riencias individuales, dar cuenta de los mecanismosimplementados: el objetivo es producir colectivamente las hipó-tesis explicativas, proponer una problemática que brinde el sen-tido y guie cómo descifrar los materiales presentados. De inicio,las hipótesis sirven como llaves explicativas para comprender tal fenómeno de tal persona en particular.

     No adquieren el estatus de hipótesis teóricas sino a partir delmomento en que su pertinencia sobre una historia singular, se ve producida en las otras. Poco a poco, « lo personal » se decanta para dejar aparecer en la construcción teórica, una problemáti-ca que cobra sentido para cada uno.

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    LA TRAMPA DE LO VIVIDO SIN CONCEPTO Y DEL

    CONCEPTO SIN VIDA Nuestra metodología tiende a dialectizar la relación entre el aná-lisis y la experiencia evitando dos trampas:

     — Una que consiste en sumergirse en lo vivido, en lo sentido,en la experiencia personal, como si ésta pudiera encontrar susentido en sí misma. Una conducta, una actitud, no tienen auto-nomía con relación a las condiciones que las producen, es decir,con los sistemas de relaciones en las que se inscriben. Pensar 

    que el saber del hombre pudiera estar impregnado, surgido desu interior, de lo vivido, es caer en la ilusión empirista que buscael sentido de los actos en la conciencia del actor y que asimila loreal a la percepción subjetiva de éste. La inmersión en « lo vivi-do » permite producir las representaciones, es decir, la relaciónimaginaria que mantiene a cada individuo en sus condicionesconcretas de existencia. Entonces, el análisis de estas condicio-nes es indispensable para comprender « lo vivido » y es por elloque, para guiar este análisis, la teoría es necesaria.

     — A la inversa, la trampa del concepto sin vida consiste ensumergirse en lo teórico, dentro del saber «puro», en las cons-

    trucciones intelectuales. Esto es, caer en la ilusión positivista quereduce lo real al estudio de las determinaciones estadísticas, delas probabilidades y de las regularidades objetivas a las cualesobedecen las conductas humanas.

    Si la sociología consiste en estudiar los fenómenos socialescomo cosas, no debe por lo tanto olvidar, que la aprehensiónsubjetiva forma parte de las cosas estudiadas como tales. Queno se puede tener acceso a la realidad fuera de la experienciaconcreta -aunque subjetiva- de un individuo concreto. No se puede tomar el sentido y la función de un hecho humano sino a

    través de una experiencia vivida, de su incidencia sobre una con-ciencia individual y de la palabra que permita tomarla en cuenta:«Toda interpretación válida debe hacer coincidir la objetividad

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    del análisis histórico o comparativo con la subjetividad de laexperiencia vivida».25

    OBJETIVIDAD-SUBJETIVIDAD Nuestro objetivo metodológico consiste en crear las condicio-nes de un doble movimiento de distanciamiento y de implicaciónen cada etapa del trabajo. Distanciamiento que permite objetivar la propia historia situándola en relación con la evolución de lasrelaciones sociales; relativizando su singularidad para señalar en

    qué medida, su historia, es el producto de evoluciones que atra-viesan al conjunto de los miembros de una clase social, de unacultura, de una época; analizando mas allá de los sufrimientos,de las rupturas, de las emociones y de los conflictos, a las con-tradicciones y los procesos que están en marcha. Pero el traba- jo no sería completo, si esta objetivación no se basara en laexperiencia subjetiva de cada uno.

    La implicación individual conduce a cada participante a dis-cutir las hipótesis, a proponer otras, a enriquecerlas o a contra-decirlas, permitiendo una interacción constante y dialéctica en-tre objetividad y subjetividad, entre los fenómenos colectivos e

    individuales, entre lo social y lo psíquico.A la reconstrucción de una historia, que se presenta en un

    momento dado, corresponde una reconstrucción a partir de laubicación de las diferentes determinaciones socio-históricas quela han producido.

    EXPRESIÓN VERBAL Y NO VERBALEste movimiento de reconstrucción-reconstrucción está facilita-do por la alternancia entre las fases de expresión verbal y lautilización de técnicas de exploración no verbales. Se trata de

    encontrar los soportes que permiten a la vez, elucidar los proce-25C. Levi-Strauss, in introduction à l’oevre de Marcel Mauss, préface de Sociologie et anthropologie,Marcel Mauss, P.U.F., Paris, 1968, p. 25

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